Pérdida del más grande amor que he tenido. Mudanza a tres lugares diferentes. Amistades verdaderas (Alicia, Brian) y también falsas. Engaños e hipocresías (profesión). Crisis nerviosas y sicológicas. Nuevo amor fraterno. Aprendizaje de comprensión y tolerancia. Hartazgos y odios. Un poco de corazón solitario, nuevos retos (blog), viajes precipitados e improvisados, camas de hoteles vacías, soledad con cerveza y cigarros, batallas de nicotina perdidas, bicicleta y mar, caminatas interesantes y aburridas, nuevos amores (espero se queden buen tiempo), la mejor droga consumida (teatro), literatura y filosofía, fotografía frustrada pero igualmente intentada, personas interesantes y otras muy estrechas, brazos enlazados dormidos, deseos de verla y sentirla, sueños casi reales, batallas del ir o no ir, cariños prestados y otros ganados, besos salados y pastillas para ser feliz.

2009: viaje, viaje y más viajeeeee!!!

Dos palomadas más…

En pleno ensayo teatral, como siempre, Paloma y yo estábamos hablando sin importar quien ensayaba, situación que se repitió todo el año y que fue duramente criticado en las evaluaciones finales. El tema de la conversación era el ex. Ella me contaba que hubiera preferido que su ex fuera gay a que le haya dejado por una mujer. Yo le pregunté por qué decía eso, a lo que ella, muy seriamente y con gesto de obviedad en los ojos me dijo: “sí pues amiga, prefiero que sea gay, porque eso es genético de los genes, pues.” – Aaah ya… ¿Qué?


En el mes de noviembre, Paloma y yo, otra vez, nos encontrábamos hablando en pleno ensayo; esta vez el tema era la sorpresiva renuncia de Paloma en su trabajo. Yo no estaba enterada de eso, así que le pregunté: ¡Cómo! ¿Hace cuanto has dejado de trabajar? Sí amiga - me dijo - ya deje de trabajar, en octubre del mes pasado nomás. Aaah ya... ¿Qué?


Chicos del Club: ¿ahora entienden porque me reía tanto?


¡Palomex, muchas gracias por alegrarme los ensayos!

como lo dijo Ernesto: son metaforas de las cosas más bellas de la vida, es poesía, las palabras son rítmicas, hay melodía en la letra.

Como quisiera obviar todas estas preguntas por siempre. O mejor, saber responderlas y no quedar como cojuda asustada hasta las mil, atorada con espasmos en todo mi cuerpo, el corazón que late fuerte y las infaltables ganas de fumar, que terminan como una explosión de histerias y desenfrenos orgásmicos.

En fin, que vendrá luego? No lo sabemos, nadie lo sabe, sólo tú y la decisión de seguir así o seguir en la búsqueda de soluciones. It`s your choice

¿Y si te digo que te extraño? ¿Me creerías?

Ya está. Se lo había dicho sin el menor titubeo, sin el fastidioso tartamudeo que se le presentaba cuando estaba nerviosa. Él, sin mirar y casi adivinando la situación, la cogió por los hombros y extendió sus brazos por detrás de su espalda, la abrazó muy fuerte, como a ella le gustaba, y sonrió.

Pero claro que te creo, yo también te he extrañado.

Pero fue inútil el intento de cederle tranquilidad. El tiempo pasa y mata pasiones, y para él, el tiempo había pasado hace mucho. Sus ojos no pueden ser tan claros, sus manos, toscas y varoniles, ya no sostienen como antes. Definitivamente ya no es él, piensa.

Él se voltea y sigue caminando. Sus piernas galopean el mojado piso limeño. Ella, a su costado, lo mira tratando de entrar en sus ojos, tratando de pensar lo que piensa, de sentir lo que siente, de entrar en él, pero no lo logra; y siente mucha cólera por no hacerlo, siente cólera porque no entiende cómo llegó esta situación, ¿Cuando dejo de ser culpable para convertirse en víctima?, ¿Cuando ese brillo entre los dos se apago?, ¿Cuando?

Bueno, chiquita, aquí me quedo yo.

Se agacho, le dio un beso en la mejilla, una caricia en la nuca y se fue. No tuvo tiempo para hablar. Todo había sido tan sutil, tan educadamente preparado que ella no supo reaccionar ante tal vulgar y gentil abandono de cuadra.

Pero también es cierto que el dinero revela aquél rinconcito que tenemos las personas, lleno de avaricia, envidia, rencor, venganza y, sobretodo, ese egoísmo y egocentrismo que a unos enceguece y a otros, sólo nos hace pasar un mal rato.

Mi familia nunca ha tenido dinero (recuerdo una vez que la tal Pochita, ésa que lee las cartas, nos aseguró que mi familia jamás iba a tener dinero ¡y vaya que acertó!).

Mi papá es zootecnista con fuga de agricultor y mucho de economista rural, le gusta toda esa nota del campo que yo adquirí en la infancia pero que agarré pavor cuando mi mamá nos metió en la cabeza que la agricultura era una pérdida de tiempo. (Mejor quedo callada). Pero, precisamente, gracias a esa mujer “linda, trabajadora y mimosa” (cualidades que hoy, mi sobrino de 7 años, puso a su abuela, mi madre, en su tarea escolar) aprendimos que el dinero no lo es todo, que el dinero se acaba y que luego vuelve y que hacer dinero en el Perú es fácil, lo difícil es hacerlo con la suficiente entereza moral para no caer en actos de corrupción o hacerlo sin estar en el círculo elitista peruano al cual llegas o por tu apellido, por tu dinero o por que te acostaste con alguien.

Muchas veces nos cortaron la luz de la casa y no precisamente por los racionamientos que hubieron, sino porque no pagábamos. Esas noches con velas dentro y postes prendidos fuera, fueron, paradójicamente, las más graciosas y divertidas. Lo jodido era cuando tenías que estudiar (si alguna vez tú papá o tú mamá te contó aquella historia de una persona que era tan pobre que no tenía luz en su casa y que se iba a los postes para estudiar y que, ahora, es una persona que chorrea dinero; bueno, ese papel yo lo he cumplido, claro que el final no es el mismo, porque no chorreo dinero y creo que tampoco lo haré). La verdad lo hice un par de veces, sólo cuando fue estrictamente necesario, pero no me da vergüenza decirlo, tampoco me enorgullezco, pero lo puedo contar abiertamente.

Mi ambición en la vida no significa tener mucho dinero, ni comprarme ropa carísima y de marca, ni vivir en una casa de lujo con esposo, hijos y un perro, irme al gym por las mañanas y por las tardes salir de shopping con las chicas. No pues, eso no quiero. Tampoco quiero pudrirme bajo un techo frente a un teclado y debajo de un reflector sin tener vida sólo por ganar $5,000 al mes o quizás más, no lo sé, pero sin tener vida, contando con un día para hacer mis cosas, ya que el domingo lo dedicaría a la resacaza por haber bebido todo el bar para “acabar con el stress de la semana”.

Yo sólo quiero hacer lo que me gusta, punto final. Si eso no me da plata, pues ni modo, total, ya sé lo que es vivir sin plata.

Pero lo que me jode de todo esto y a lo que va este post (y después de explayarme en demasía) es que muchas veces nos olvidamos de todo este rollo, habiendo crecido con él, y nos escudamos en nuestra vida tan ocupada, en nuestros estudios tan importantes, en nuestra edad tan avanzada, en nuestro tiempo perdido y mal aprovechado, para vivir cómodamente sin trabajar, esperanzados en un dinero que no es tuyo.

El dinero enceguece a las personas, los hace olvidarse de donde vinieron y, sobretodo, hace reinar al egoísmo disfrazado de necesidad, a la comodidad disfrazada de lealtad, convierte a las personas en capaces de sacarse los ojos por uno cuantos dólares y, sin querer, las convierte en sus peores enemigos, en esos personajes tantas veces odiados por uno mismo, en el que juraste nunca convertirte, pero que, sin embargo, siempre lo fuiste.

Basta ya de charlatanería barata y muestra esa cara de ambición desmedida que tienes para con la plata fácil, sin importar a quien pisar, sin pensar en razones lógicas y hasta amorosas. Entiende el problema y por primera vez en tu vida reacciona ahora y no esperes, otra vez, que sea demasiado tarde para pedir perdón.

Preocupada por cómo comenzar a estudiar los dos expedientes que tengo para sustentar mi grado, DCA, muy amable y gentilmente, se ofreció a explicarme cómo hacerlo.

“Mira Silvis, yoooo… que estoy a dos meses de sustentar mi grado, te puedo ayudar.”

Comenzó, como todos o la gran mayoría comienza:

“Por ejemplo, yoooooo con mis expedientes…”

y empezó a explicarme paso a paso de qué trataba su caso.

“Lo primero que hice fue estudiar el principio de veracidad, tanto jurisprudencial como normativamente; luego, para el principio de denigración que, OBVIAMENTE existía antonímia ¡pues!...uachanwer, uachanwer, uachanwer!!!

A mí no me interesaba su caso, yo sólo le había pedido que me dijera cómo estudiar y no que me contara su caso, pero ella, en su afán por contarlo todo o, quizás, queriendo recordárselo, lo expuso, imaginándose tal vez parada frente a su jurado y utilizando los conectores exactos y precisos para su exposición: “En ese caso”, “Es así que”, “A mayor abundamiento”, “Por lo antes expuesto”; y el infaltable, “Por tanto”.

Mi cara, siempre bien expresiva, mostraba impaciencia, premura y hasta fastidio. Ella no se dio cuenta, estando tan metida en su explicación, no me hizo caso. Ante tanto palabreo que me ponía nerviosa, decidí cambiar la conversación:

“Oye, ¿que vas hacer hoy por la noche?”

“¿Hoy?, me respondió ella, me voy a la casa de una amiga que vive a dos cuadras de la mía, para estudiar.”

Ah, vas a estudiar, le contesté, pucha yo te iba a decir para salir, es que hoy vamos a salir con W y con C.

¡Uy que bien! Mandale saludines!

¿Saludines?... porque dices SALUDINEEES!!!!

Ayer, regresándome de Trujillo, me senté en el último asiento del bus. NUNCA SE SIENTEN AHÍ, ¡es el peor asiento!

No puedes recostar tu asiento hacia atrás; estarás, durante todo el camino, erguida como en un permanente estado de atención; no puedes estirar tus piernas ya que estás a un escalón de los demás asientos y tus pies quedan colgando. Si quieres hacerlo (estirar tus piernas) tienes que chorrearte en todo el asiento, poner tu cabeza donde debería ir tu tronco, tu trasero al borde del asiento y por fin lograr estirar tus piernas tocando los pies el suelo. Lo mejor de todo es que debajo de tu lindo asiento - ¡por el que pagaste S/. 56 soles! - esta la llantasa del bus!!! Claro que si horas antes de partir, te has empujado un par de anticuchos donde la tía grasita, te cagaste porque aquéllos pequeños saltitos que produce la llanta del bus revolverán tu estómago y te provocaran unas náuseas asquerosas, llenándote de saliva la boca y desesperándote al punto de empujarte una pastilla para dormir (¿era para dormir?) lo que dará como resultado un estado de laxitud brutal, tanto que al llegar a Lima no podrás despertar y la gente se asustará al pensar que estas muerta, llorarán al lado tuyo y despertarás en la camilla de un hospital asustada sin reconocer a nadie, sin reconocerte a ti misma…

Por eso, nunca viajen en el último asiento de un bus interprovincial, y si lo hacen, no paguen más de 15 soles y no ingieran ninguna pastilla que no hayan tomado antes.

Siempre he escuchado que la amistad entre un hombre y una mujer no existe. Pueda que tengan razón. Sin embargo, éstos relatos pueda que desvirtúen aquel dicho misterioso. He aquí dos personas que, actualmente, son mis principales confesores de pecados y desventuras.

Mi ex:

Él y yo estuvimos poco tiempo – bueno tampoco es que dure mucho en las relaciones – unos tres meses como máximo. Terminamos por el tema de tiempo. Él no tenía tiempo para vernos y yo siempre me pregunté como es que no tenía tiempo si estudiábamos en la misma universidad, en la misma facultad y en el mismo ciclo. Ninguno de los dos trabajaba ni practicaba ni nada, éramos unos simples estudiantes universitarios que cursábamos el 4to ciclo de facultad. Fuera lo que fuera, terminamos. Yo, lo confieso, quede un tanto enojada, sobretodo porque fue por insistencia de él que estuvimos. Lo peor fue cuando me enteré que a los pocos meses de haber cortado, él estaba saliendo con una chica a la que yo ya había tasado en miradas libidinosas a mí entonces enamorado.

Como el tiempo cura todo, a mí se me pasó la cólera pero perdimos todo contacto cercano, sólo nos saludábamos en nuestros cumples o cuando nos encontrábamos. (esas cosas que hacen los ex’s para mantener el pasado en su lugar, pero sin perder la ocasión para recordar que en algún momento formó parte de nuestra vida.)

Ya desde hace bastante tiempo hemos vuelto a conversar y a declararnos confesiones amorosas, no de nosotros, sino de las personas a las que estamos amarrados. A mi me encanta esta relación. La gente a veces se sorprende de la relación amical que llevamos, ¿uds. no han sido enamorados? nos preguntan, nosotros solo nos reímos porque sí, lo fuimos, pero si no funcionó quizás fuera porque es mas emocionante conocerlo, ya no como novio sino como amigo y, quizás, conocer aquéllos aspectos que faltaron conocer para descartarlo como novio y ubicarlo en la zona amical.

El otro chico:

Nunca formamos una relación amorosa ni nada, solo fue una semana de chapes. El fue el primer chico de la universidad con el que tuve algo. Pero así como comenzó extrañamente, extrañamente terminó. Nunca nos dijimos nada ni hablamos ni nada. Recuerdo que entrando al segundo ciclo de facultad, hicimos nuestros horarios igualitos, es decir, todos los cursos los llevábamos juntos. Justamente fue por aquélla época que nos alejamos. Resultado: lo veía en todos mis cursos y ni nos saludábamos. A mí me dolió mucho, y no porque me hubiera gustado estar con él, sino porque, muy aparte de los besos que nos dábamos, él era mi amigo y me encantaba estar con él porque hacíamos cosas extrañas o no acostumbradas a hacer. Obviamente el alejamiento fue mucho más extenso que con mi ex. Él ya estaba en otro grupo y llevaba cursos diferentes a los míos, se dedicó hacer otras cosas y ya casi ni se le veía por la univrsidad, pero siempre quedó esa conexión que nos unía. Recuerdo que después de mucho tiempo de habernos alejado, me llamo al cel y me dijo que quería tomar un café conmigo. Yo accedí y nos encontramos en el Shopping Center de San Miguel. Ahí conversamos de muchas cosas, de su familia, de la mia, de su novia, del mio, y fue tan lindo poder encontrarlo otra vez. Me sentí super feliz. Ahora somos muy pero muy amigos, siempre conversamos y salimos juntos, su enamorada entiende que lo nuestro viene de mucho tiempo atrás, no sé si sepa que alguna vez tuvimos algo, me imagino que como fue tan corto y banal, no tiene mucha importancia contárselo. Pero me parece alucinante poder hablar con el, contarle tantas cosas y que él me cuente las suyas y tener una amistad tan clara y transparente, sin malas intenciones ni confusiones tontas.

Pueda que la amistad entre un hombre y una mujer no exista, al fin y a cabo, mis dos amigos, en primer instancia, se relacionaron conmigo de manera no amical, pero que importa el pasado, lo que importa es el presente y la relación que mantenemos desde hace mucho tiempo atrás.

Yo siento que son verdaderas amistades entre un hombre y una mujer.

son las 12 de la noche y sigo en la chamba... mis ojos están hinchados y mi mano tiembla de tanto red bull's y cafés que he tomado durante todo el día... aún no termino este maldito informe, no lo comienzo, y cada nuevo tema que veo, abre uno más y otro más y otro más, y no hay cuando terminar este maldito expediente!!!!...
QUIERO MI CAMAAAAAA!!!!!

Caminando por esa avenida y mirando las viejas casas que la adornaban, hubo una en especial que nos impresionó al punto de imaginarnos dentro de una película de los años 50, esas en blanco y negro.

La fachada era del común de las casas antiguas, la puerta estaba abierta y daba hacia un pequeño pasadizo muy oscuro.

Al final del pequeño túnel, hacia la mano izquierda, una escalera, aparentemente blanca, con baranda de madera y peldaños de madera, daba la impresión de ser muy antigua. La subimos. Nuestros ojos empezaban a aclimatarse en aquélla oscuridad.

Cuando llegamos al primer descanso, miramos hacia arriba. La imagen fue tan espectacular que nos quedamos un buen rato parados, ahí, mirando. La escalera se erguía de manera espiralada hasta algún piso, que por la oscuridad de lo alto del edificio, no pudimos descifrar. La baranda, finamente diseñada, se perdía en la oscuridad del recinto. El silencio hacía que en cada paso rechinara la madera, que cada respiración produjera un ligero eco. Obviamente teníamos miedo, miedo de ser descubiertos por cualquier vecino o quizás ser presas de algún asesino en serie, la atmósfera del lugar inspiraba algo catastrófico.

Subimos hasta el primer piso y sólo encontramos dos puertas, una frente a la otra. No pude evitar imaginarme dentro del edificio de Grand y de Cottard en La Peste. Imaginé que quizás, dentro de alguna de esas puertas, estaba Cottard ajustándose la soga al cuello; y quizás, en la puerta de al frente, estaba Grand tratando de encontrar aquella mágica palabra, que daría a la primera frase de su obra, esa sensación de extrema excitación que siempre quiso tener; y quizás, la ausencia de un guardia en la puerta del edificio fuera porque la peste estaba hirviendo en su cuerpo; o quizás, la gente se encerraba en sus casas para nos ser contagiados, o…

Yo quería seguir subiendo y seguir conectándome con historias leídas, pero al parecer el miedo de mi acompañante fue más, así que tuvimos que dejar ese maravilloso ambiente de oscuridad y misticismo que convirtió mí noche, en algo mágico.

Hubiera podido ser una experiencia oceánica.

Chessssssss…!!!

Ayer me paso algo que desde niña no me pasaba.

Me voy a la cama con la intención de dormir pero cuando cierro los ojos, alguien dentro de mí dice "¿cómo vas a cerrar los ojos y no ver nada?". Entonces trato de ver algo por dentro de aquélla oscuridad que forman mis ojos cerrados y siempre veo un color cualquiera: verde, rojo, marrón, amarillo, etc. trato de verlo y le doy forma y mientras trato de descifrar la forma que tiene, me voy preguntando cómo es que puedo ver con los ojos cerrados, entonces me digo que no tengo los ojos cerrados sino que es mi fantasía la que está creando todo esto y, de pronto, sin darme cuenta, entro en un círculo vicioso espantoso en el que me voy preguntando cómo una persona puede dormir cerrando los ojos sin ver absolutamente nada y cómo poder imaginarse alguna situación sin poder verla, tan sólo reproduciéndola o creándola en tu cabeza; y mientras voy pensando todo eso, aquél color que observe por primera vez, sigue en mi cabeza cambiando de formas y de figuras, y me voy desesperando porque siento que no podré dormir como las otras personas están durmiendo, sin tener nada en la cabeza, si mirar nada, porque yo sí estoy viendo algo; entonces llego a la conclusión que la nada existe y que está dentro de nosotros, cuando cerramos los ojos, y que muchas personas no pueden verla porque… ¡no sé porque!... y me vuelvo a preguntar cómo no ver nada…. y entro otra vez a aquél círculo que me invade, me perturba y ¡no me deja dormir! Hasta que de pronto, sin darme cuenta, abro los ojos y siento que ya han pasado muchas horas cerrandolos, queriendo decir con esto, que ya he estado durmiendo; entonces trato de cerrarlos otra vez y otra vez veo aquél color y todo vuelve a empezar… ¡y siento que me voy a volver loca! y ¡no puedo dormir!

él: oie sonsa yo me moria por estar contigo y terminamos por el negro csm ese!

yo: !ay si pues!... y ¿cuanto tiempo estuvimos?

él: mmm... exactamente, no recuerdo, pero no llegamos al mes, me parece que dos semanas.

yo: me acabo de acordar que me ibas a recoger todos los días a las 8:30am del !ICPNA!

él: jajajajaja!!! ... me paltié... oie y eso... ¿no lo valoraste?

Ya guardé todo.

Ya aprendí que la soledad se lleva más fácil cuando la preparación se hace con dignidad. Aprendí que la amplitud del espacio no tiene que ser ahora, que la libertad no esta en la calle, en el bar, en los amigos, en la hierba ni en el alcohol. Ya sé que las poses no sirven para ser uno. Los grandes deseos no siempre suelen ser más, los menores, los más chiquitos suelen ser mejores. Me enseñaron que la paz llega cuando aceptas tus interiores, me recordaron que la belleza esta en las caricias eternas, que los sueños cuestan cumplirlos, que el riesgo hay que saber tomarlo. Me dijeron que las oportunidades llegan una sola vez y que no se repiten jamás – eso me da pena. Me mostraron que el tiempo suele engrandecer a las personas, pero suele matar a otras.

Guardé las sábanas usadas, manchadas; los vinos y sus corchos, las colillas quemadas, las cartas jamás enviadas, los cuentos nunca acabados, los libros que no me gustaron, el título que nunca será enmarcado y el sueño que nunca cumplí.

Me llevo todo lo demás.

Hace mucho yo estuve templada hasta los huesos de un chico trujillano. Yo siempre me creí ENAMORADA de él pero luego me di cuenta que fue sólo un capricho, ¿una obsesión? Que se yo. Pero cuando pisaba tierra trujillana, mi piel se erizaba, mi corazón explotaba y lo único que quería era verlo. Recuerdo que al llegar a Trujillo y, luego de tomar desayuno en casa de mi mejor amiga, lo primero que quería hacer era caminar por su vereda con la esperanza que él saliera a la tienda o que se asomara por la ventana; y cuando no sucedía eso simplemente tocaba su puerta, preguntaba por él y conversábamos. Así estuve durante 7 años. Siete añazos en los que pensé que jamás un hombre me podría atraer tanto como él y en los que también creí que jamás iba a encontrar un hombre mejor que él. Lo nuestro parecía algo interminable, no respetábamos nada ni mucho menos a nadie. Si él o yo tenia pareja no lo tomábamos en cuenta (más de uno fue vilmente adornado, sí lo sé, estuvo mal, pero no sé que me pasaba, ¡se los juro!) En realidad no me quitaba el sueño pero cada vez que regresaba de Trujillo, el recuerdo duraba aproximadamente una semana, y durante esa semana yo andaba estúpidamente sonámbula, pero luego se me pasaba y retomaba mis andanzas. La verdad, no sé porque me pegué tanto a él.

Cuando lo increíble sucedió – o sea cuando abrí los ojos y me di cuenta que en realidad no me atraía – fue bien doloroso. Yo me puse a temblar y a llorar, él me abrazó preguntándome que me pasaba pero yo no podía responderle. Fue bien extraño como sucedió. Lo peor fue como terminó: lo invité a que se retirara de mi casa. Él sólo me miro, no me preguntó nada y se retiro. Eso aprendí de él. Sus miradas decían mucho, o al menos yo las entendía sin necesidad de pronunciar nada. Se podría decir, románticamente, que nuestros silencios eran nuestras mejores conversaciones.

Lo doloroso vino cuando me puse a pensar en todos esos siete años. Siete años pensando en una sola persona, pensando y creyendo estar enamorada o al menos estar ligada a una persona que conocía desde hace mucho, desde adolescentes.

Cuando se fue de mi casa, esos siete años se me vinieron encima. Me arrepentí de todo lo que había hecho y me di cuenta que nunca había estado enamorada ni de él ni de nadie, de ninguna de mis antiguas relaciones. ¡Que mal! Sentí un vacío inmensamente hondo. Las relaciones que tuve durante esos siete años, que fueron pocas, fueron lindas pero cuando terminaban, y yo me sentía fatalmente destrozada, el remedio era viajar a Trujillo, zambullirme en el maravilloso recuerdo de la adolescencia y luego regresar a Lima sin pensamientos. Pero aquél día me di cuenta que no era amor lo que había sentido y que, ahora, no quedaba ni una pequeña atracción. Ya no tenía escapatoria, tuve que aceptar que nunca había estado enamorada y eso no es bonito para nadie.

Ahora somos amigos, cuando llega a Lima siempre me llama (yo no hago lo mismo cuando voy a Trujillo) y almorzamos, actualizamos nuestras vidas y luego nos despedimos con un fuerte abrazo, besito en la mejilla y un “hablamos”.

Después de leer por segunda vez mi Planta de Naranja-Lima, y después de llorar a mares en éstos dos días que me tomó re leerla, debo confesar que soy una llorona cursi de lo peor. Eso es todo...

“Just do it” me dijo con esa expresión que siempre tiene al decir cosas importantes que él sabe, las aplicaré. Me contó que los problemas sicológicos se separan en dos grandes grupos. El primero de ellos se encuentra en la parte del inconciente, que no dependen de la voluntad y que para curarlos se utiliza el psicoanálisis. El segundo de ellos se encuentra en la parte conciente, los cuales dependen de la voluntad y que son los más difíciles de solucionar - claro pues, si dependen de la voluntad, es bien cagado que uno pueda combatirlos. También me dijo que muchas personas no hacemos las cosas porque vivimos en un pasado anhelado o en un futuro incierto y es por eso que perdemos mucho tiempo en el ahora, tratando de recordar cosas hechas o tratando de proyectarnos en situaciones aún no construidas. Por eso, me dijo, hay una sola manera de hacer las cosas, y es ¡ahora!

Luego de un largo silencio dije: yo quiero dejar de fumar. Él me miró, con esa mirada tan pacífica que siempre tiene antes de pronunciar algo obvio y dijo: hazlo ahora pues, ¡apaga ese cigarro!

Me contó que esto de dejar adicciones es una batalla del día a día. Es un decir diariamente: “hoy fumaré tres cigarros” y tratar de fumar sólo tres cigarros. Al día siguiente decir: “hoy fumaré dos cigarros” y, obviamente, sólo fumar dos cigarros; y así diariamente ponerte metas razonables hasta llegar a decir: “hoy no fumaré nada” y tratar de cumplirlo con toda la voluntad posible. La verdad, no es la primera vez q me cuenta esas cosas, desde hace bastante tiempo me viene lavando la cabeza con esto de dejar de fumar. Pero ese día al salir de aquella oficina (1pm) no fumé nada hasta después de almorzar (3pm). En estados habituales me hubiera fumado cinco cigarros en esas dos horas.

Para ser sincera no fue lo que me dijo el sico lo que hizo que no fumara en dos horas; lo que hizo que no fumara fue un dolor en la espalda que traigo desde hace cinco días, que luego consultando con amigos médicos y enfermeras, supe que aquél dolorcito venía de los pulmones. Obviamente me asusté mucho, así que pensé que ya era hora de bajarle.

Desde el domingo estuve fumando solo tres cigarros al día y me sentía muy contenta de hacerlo; sin embargo, sabía que el día lunes era mi día de prueba en el trabajo. Creo que el dolor pudo más y pude superar aquella prueba pues sólo fumé tres cigarros en todo el día, incluido el estar sola en mi casa.

A la mañana siguiente me sentía muy contenta, sentía que la batalla iba a ser fácil de ganarla y hasta pensé en lo que dijo el sico, esto de hacerlo
!ya! sin esperar mañana ni pensar en el ayer, pues daba resultado. Ese día me fumé cuatro cigarros. Igual seguía pensando que era varolable lo que estaba haciendo, bajar mi consumo de una cajetilla diaria a sólo cuatro cigarros pues es recontra varolable ¿no creen? Lo que trataba de hacer era no desesperarme mucho y calmar la ansiedad con otras cosas, como por ejemplo, tomar un litro de agua seguido o mezclar agua con chocolate – cosa asquerosísima para mí y mi estómago – así quedaba con una sensación tremendamente horrible en mí y las ganas de fumar se iban corriendo. Lamentablemente, durante estos tres días de preparación, no conté con la astucia de un día pésimo en el trabajo, esos en los que quisieras tener alas y salir, literalmente, volando de la oficina.

Ahora sé que esta batalla va a ser más dura, ya voy por el quinto o sexto cigarro, no recuerdo mucho porque también estoy tomando y acabando este relato iré a comprar más chela y más cigarros. Mi espalda sigue doliendo, prefiero pensar que es un dolor muscular y no otra cosa, pero con el licor supongo que calmará. Esto de vivir sola tiene sus desventajas, las metas sólo dependen de uno y los límites también. ¿La voluntad dijo?

(I)

Se necesita cuarto amplio para señorita que labora, cuyo costo no exceda de 100 dólares mensuales (o S/. 280 al cambio). Dicho costo deberá incluir luz, agua, teléfono, Internet, y cable; ubicado en linda zona residencial, de preferencia segundo piso con ventana a la calle y balcón (indispensable). Seguridad en la puerta las 24 horas del día.

(II)

Se necesita trabajo que requiera tres elementos indispensables: viajar, escribir y leer. Con remuneración no menor a S/. 2 500.00, sin incluir viáticos, pasajes, ni alojamiento. De preferencia los viajes deberán iniciarse en ciudades peruanas para luego dirigirse a ciudades argentinas y terminar en ciudades españolas. Para mayor información llamar al 0-800-000000001 o escribir al quieroviajarleeryescribirporsiempre@loquemegusta.com

(III)

Se necesita con suma urgencia un par de pulmones de preferencia color rosado, que tengan capacidad para eliminar la adicción al tabaco en un 100%. No se acepta rango de error. Es indispensable que los pulmones estén desprovistos de cualquier cáncer o enfermedad mortal.

(IV)

Se necesita persona caritativa que pueda pagarme la entrada al concierto de Andrés Calamaro, el mismo que se realizará el próximo 26 de octubre del presente año en las instalaciones del Estadio Monumental del Club Deportivo Universitario de Deportes.

Ayer por la noche, en el punto más alto de la oscuridad, mi amigo el misio se insipiró y brotó de sus manos este relato. Sí, un tanto quemado, pero a veces en estados no habituales nacen historias impredecibles. Gracias Brian.

"En el silencio, sentimos al principio, silencio. El vacío cabizbajo, dos pasos tras otros divididos simétricamente y el tierno tintinear de las estrellas acompañando nuestro camino. Pensamos. En busca del cuento perdido, en el hilo que estira este relato hasta desplegarlo ante el preexistente final. Nos encontramos amigos, frente a frente, nos preguntamos al reconocernos, desgarrados por la en sí existencia, nuestro fin y quizás el porque me dejo, el final.

Acababa de escribir un cuento, había cerrado la ultima página y en ella parte de mi vida. Bajo el hombro, encajaba perfecta en mi axila parte de las hojas arrugadas. Mientras caminaba, aquella protegida era mía. Mis amigos, llegaron a ser ellos. Personajes. Algunos flacos y estirados, otros tiernos con la mirada desviada y siempre aquello malo que tanto se nos parece, pero eran ellos, que al final fueros míos.

En ese momento, todo conjugaba tan perfecto. La calle se estiraba siempre delante, tan infinita y a decir elegante. Se mostraba tan aquella.

Atrás quedo esa sensación oscura que se nos presento sórdida. Mis pasos, sobre algunos otros, habían conocido a una bella princesa. A juzgar por su presencia, tan pequeña y desdibujada, pero sus ojos brillaban tanto que daría un juicio premeditado. Caminé con ella, me contó una historia, que en realidad era ella. Había una playa, algo de olas y el espacio, el retrato perfecto.

Al despertar en una banca rociada con pequeñas gotitas del pasado, sentí el brusco retorno. Como sábanas de seda se me presentó de pronto el ensueño. Eran hojas bond, que se mecían al viento. El cuento se esparció en las capas del viento y calló. Miles de líneas y trazos se fueron combinando en la acera mojada. Vi como nuestra historia se mezclaba, entre imágenes y dolores. Los efectos, resacas de olas acariciando las puntas rocosas. No le quedan más amigos, los pierde todos, en una masa sólida de agua y retazos de telas fundidas. Así que debe ser éste el final, dejar algunas líneas para mañana."

(Brian Avalos Rodriguez)

Éramos alrededor de 15 mujeres locas por hacer la más grande travesura del último año escolar de nuestras vidas: tomar todo el licor posible en el último recreo. Cada una tenía el deber de traer un trago - se aceptaba cualquier cosa que contenga alcohol menos el farmacéutico. Yo, al ser la menos pudiente de todas y la más fumadora desde ya, estaba encargada de llevar los cigarros.

Aquél día, a las 8am, cada una guardaba en su mochila el paquete encomendado. En clase nos mandábamos papelitos preguntándonos que trago había traído cada una.

Tengo que confesar que yo no pude conseguir los puchos, en aquélla época no tenía ni pal’ pucho. Con mucho miedo, había planeado decirles a las chicas que los cigarros se habían caído de mi mochila, que me los había robado mi hermana o por último, que no me había aguantado y me los había fumado, pero me tenía que disculpar.

Durante el primer recreo, todas cuchicheábamos sobre la gran hazaña que acometeríamos durante el segundo recreo. Estábamos realmente emocionadas, la sangre hervía en nuestros cuerpos, la adrenalina invadía todos nuestros deseos. Era un momento realmente glorioso. Aquélla espera nos desesperaba. Cada una lo disfrutaba de mejor manera. Algunas compraban en el kiosco muchos panes con pollo, preparándose para la ingesta de licor. Karina me compraba los panes, decía que ella no iba a tomar para cuidarme, yo sólo me reía porque no le creía. Acabado el primer recreo, entramos a los salones. Faltaban tan sólo dos horas para el siguiente recreo. La clase era de biología, pero nadie atendía. La “Miss” Pérez me llamó y dijo que vaya a su oficina. Muy tranquila subí a verla, estaba segura de no haber hecho nada malo durante, al menos, las dos últimas semanas; así que lo último que podía hacer era regañarme.

Al abrir la puerta de su oficina, la note un tanto seca conmigo. Me dijo que me sentara y que la escuchara. Mi piel se erizó cuando pronunció la primera frase: “Sé que han traído licor al colegio el día de hoy”. En ese momento todo sonido se paralizó, mi mente se nubló, sólo veía su boca abrir y cerrarse y pensaba en mis amigas, en las botellas que habían llevado, en sus mochilas. “Dime la verdad, ¿tu estas metida en esto? Mira que estas con matricula y esto sería gravísimo para ti y el año escolar”. Yo sólo la miraba y le decía que no sabía nada, que jamás había escuchado nada parecido.

Luego de aproximadamente una hora que estuviera rogándome para “cantarle” algo relacionado al bacanal organizado y prontamente interrumpido, me fui al salón corriendo pero no pude entrar al ver que las puertas estaban cerradas, las ventanas estaban cerradas y todo estaba herméticamente cerrado. Por las lunas catedral de la puerta pude ver siluetas que se movían de un lado hacia otro; entonces, pensando que habían cerrado con llave por casualidad, tocaba y tocaba cada vez mas fuerte pero nadie me abrió. Desde el otro lado del patio, una monja me grito que me vaya para el teatro, que ahí estaban las alumnas ensayando para la ceremonia de graduación. ¿ceremonia de graduación? – pensé.

Al llegar al teatro, una escena macabra se estaba realizando. Todas las alumnas de ultimo año se paraban y se sentaban al unísono de una profesora que gritaba: “paradas, sentadas, paradas, sentadas". Karina me había guardado un sitio al lado suyo, así que me senté pero ahí mismo me paré. Mientras nos parábamos y nos sentábamos cual idiotas marionetas, le conté lo que había hablado con la “Miss”; también le conté que las puertas de los salones estaban cerradas pero que dentro había visto personas. El cuchicheo se incremento cuando Karina le contó a Fiorella que estaba a su costado y Fiorella le contó a Olenka que estaba a su costado y así sucesivamente hasta que todo el grupo comenzó a hablar del tema.

Al salir del teatro, entramos a los salones. Cada una revisó su mochila, pero no encontraron el licor que tenían guardado, algunas mochilas no estaban, la gente se empezó a desesperar. A mi me habían revisado hasta la cartuchera, me di cuenta porque las personas que habían husmeado no habían tenido la amabilidad de guardar mis cosas, las habían dejado todas fuera de su lugar y tiradas encima de mi carpeta. La verdad me dio cólera. Por lo menos hubieran tenido el tino de guardarlas ¿no?. Después comprendí que fue pura piconería, como no encontraron nada pues las botaron nomás. En pleno momento de desesperación, entro la "Miss" Pérez al salón con una lista en la mano y comenzó a llamar a cada presunta culpable. A mi no me llamaron, pero antes de salir, la "Miss" me lanzó una mirada acusadora. El salón quedó en completo silencio, la profesora de biología seguía escribiendo en la pizarra pero nadie apuntaba nada.

(continuará...)