Otra vez yo
Posted by ... | Posted in | Posted on 5.4.25
Nunca tomó mejor significado el “somos
momentos”.
Hoy, estoy colgando de un hilo. Entre
la duda y la certeza, entre la enfermedad y la salud, entre la vida y la
muerte. Puede que esté exagerando, no importa, prefiero pasármela así antes de
que me tome por sorpresa un cambio en mi vida, inesperado y no planificado. Así
me la he pasado desde hace 43 años ¿Por qué debería cambiar ahora?
Estoy pensando varias cosas. Desde
¿porqué a mí? hasta ¡qué hago con Chaufa! Puede que asuma y acepte todo - incluso
la muerte -, pero no me perdonaría dejar todo lo poco que he hecho, así nomás a la borda.
El peor escenario siempre fue
para mí un descanso, un respiro y, sobre todo, una suerte de campo por
planificar que, en cierto modo, me atrae. Siento que así debe ser y no de otra
manera. No puedo dejar todo al destino – maldito él. Si hay cosas
predeterminadas, hagámosle caso, “démosle bola” y construyamos algo momentáneo por
siempre.
Puedo sonar contradictoria, pero ¿acaso la vida no es así? Ya sabemos que no es justa y que intentamos construir sobre las cenizas que otros tiraron y que muchos cargamos peso ajeno y que la felicidad es momentánea… pero aguanta, si lo que prima es el momento – el aquí y ahora como dicen – y hay que aceptar lo que se nos presenta, ¿esta no sería la solución para ser felices por siempre momentáneamente? ¿Será que así funciona? ¿Qué diferencia hay entre aceptar y resignarse?
Me perdí, regresando… una de las
cosas que más me jode de mí, ósea que me molesta y que no puedo evitarlo, que
siempre me gana y que me he quedado con las ganas de eliminarlo es esto de “esperar
siempre algo del otro”. ¿Esperanza, expectativa será? La verdad no lo sé, lo
que sí sé es que esa tal expectativa me molesta, me inquieta, domina mi mente y es una guerra perdida, me rindo.
Y de pronto, ahí viene la realidad,
me tira una bofetada contra la pared, me samaquea y me dice ¿por qué te lo merecerías?
y quedo payasa. O sea, me quedo muda porque es una pregunta cuya respuesta es “No
sé, ¿Por qué soy?” y si llego hasta acá, agárrame Dios porque comienza la pensadera con
carga negativa, arrepentimientos y búsqueda de responsables y culpables.
En fin, que no sé porque me pasa
esto a mí. Que esto de las calcificaciones en la mama es una mierda rotunda,
que ha venido a cagarme la cabeza más de lo que ya está y que, bueno, no sé si
me lo merezca o si estoy pagando culpas ajenas o escudando a otras personas, ya
no sé. Lo que sí sé, es que me siento como la mierda, que la vida está tomando
otro sentido y que pienso mucho en mi mamá, cuando estaba sola.
Comments Posted (0)
Publicar un comentario