pequeños pasos

Posted by ... | Posted in | Posted on 12.10.09

Y aquí viene mi segunda pregunta ¿es así entonces como trabajan los abogados? Los "graaandes" abogados trabajan pisandose el poncho, oliéndose los pedos y clavándoles cuchillos por la espalda? Si esto es así, yo jamás de lo jamaces podré entrar. Muy aparte de la vestimenta y de los ojos que ponen sobre tí cuando te compras algo nuevo siendo la primera pregunta de rigor "que marca es ah?".

Recuerdo que una vez, yendo a Cieneguilla para uno de esos almuerzos que hacen en el Estudio, una chica con mucha plata encima y mucho "chic" me comento que le gustaba mi pantalón, yo le dije que gracias, y luego por supuesto que vino la pregunta de rigor, yo le conteste que tayssir (porque de verdad era tayssir) y ella no me comentó nada más.

De niña o de adolescente mejor dicho, en una de esas charlas que nos dan sobre la tan animosa "vocación", nos contaron la diferencia entre la vocación y la profesión, creo. La idea estaba en que no todos los que tenían vocación eran aptos para dedicarse a eso, que derepente servían para otras cosas que lo que su vocación les decía, y que derepente no sirven para su vocación, o algo así - creo que me enrede, pero la idea era esa, bueno sigo - en aquella charla mi cabecita empezó a maquinar y a pensar que quizás eso me pasaría a mí. Ahora estoy casi segura que cuando estaba pensando en eso, justo en ese preciso momento, pasó una estrella fugaz de esas por las que pides un deseo y se te cumple, y pos que se me cumplió a mí.

Esto de hacer ejercicios está resultando, pero me gustaría poder hacerlo bajo el sol, como el domingo pasado. Tan lindo clima, tan lindo paisaje frente a mis ojos, tan maravillosa naturaleza que sólo algunos cuantos pudimos apreciarla como se debe. Lo mejor es que nadie jodió. Llegué y tiré mi bici, primero me senté, pensé un poco, saqué un pucho, me lo fume lentamente viendo como una lanchita, una única lanchita, se mecía por el vasto mar, tan grande, amplio y brilloso por el sol. No había mucho viento y el cielo estaba completamente despejado, que maravillosa tarde. Me puse el pañuelo sobre la cara, para que no se me rostizara, y me dormí agarrada de la llanta de mi bici echada al lado mío.

Al abrir los ojos, pasaron dos parapentes, una cometa y una especie de platillo volador electrónico... parecía estar dentro de un cuadro pintado y animado, que loca sensación (y no había fumado nadita eh).

Hoy volví agarrar la bici. Me fui al consultorio del Tío Pepe para que me diera la prescripción de mi soma. Su mirada es muy parecida a la de mi mamá (bueno, por algo son hermanos), pero de pronto sentí unas ganas de abrazarlo fuerte, pero para variar, me contuve y no lo hice. Quizás por miedo a ponerme a llorar delante de él.

Ya estoy lista para ir a la camita, ya pasé por la bici, por la lectura yankee de los lunes, ya comí pescado (mi boca sigue oliendo mal), ahora me toca los dientes y cerrar los ojitos hasta mañana, con todas las fuerzas del mundo sobre mí, con la esperanza jamás tan lejana de encontrar algo bueno, de una vez.

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