el infierno arde en Iquitos

Posted by ... | Posted in | Posted on 6.11.09


Si el infierno existe, entonces está en el Perú - eso fue lo que pensé al llegar al cuarto de mi Hotel en Iquitos y ver que sólo contaba con un ventilador en el techo.

Iquitos es una ciudad muy bonita, a mí me gusta. A muchos no. Es que el calor y la suciedad que hay en la ciudad, la afea mucho. Pero lo que a mí me gustó fueron esas casitas que adornan la calurosa ciudad, ese maravilloso sol que las ilumina y esos impresionantes paisajes naturales que la rodean. El río Itaya y su amancer, el Amazonas y su extraordinario atardecer y esa sinfonía grillosa que encuentras a una hora adentro del Amazonas.





El Amazonas es como la avenida principal de Maynas, como una Javier Prado o una Av. La Marina. Sus enormes brazos conducen a poblados, caseríos y distritos. Dentro de sus brazos puedes encontrar los famosos pingüinos rosados (o bufeos) saltando alrededor de tu peque peque, y si no te molesta el agua marrón del río, también puedes darte un buen chapuzón en sus aguas, no es muy refrescante que digamos porque las aguas están tibias, pero si es adrenalínico sentir que no tienes piso y que en cualquier momento algo puede tomarte de las piernas y jalarte hacia abajo. Lo que no es bonito es tener ese miedo adentro y no poder subir a tu peque peque, te llegas a desesperar y terminas por desconsiderar a tus piernas, arañándolas.

Eso duele.


El primer día estuve sola en Iquitos. Así que me dediqué a ver la ciudad. Me fuí al mercado Belén. Es bastante sucio pero tiene cada cosa que te hace abrir la boca de par en par o enseñar los dientes de oreja a oreja. Ahí comí suri, ese gusanito gordito que se come en la Selva. Yo lo quería comer crudo, pero no encontré, así que me conforme con mi palito de cinco suris fritos a S/.2.00. También vi tortugas descuartizadas (las charapitas), tooooda clase de pescados de río, tabaco negro (mapacho) esos que utilizan los chamanes en sus limpias, la rama del ayahuasca, miles y miles de hierbas que no recuerdo sus extraños nombres y muchas frutas tropicales que en Lima no hay, ni se han escuchado.

Luego bajé en moto al Barrio Belén que está situado al borde del río Itaya. Supuestamente es "EL" atractivo turístico en la ciudad de Iquitos, porque en época de lluvia (enero, febreo y marzo) el río Itaya se llena tanto que invade todo el Barrio, formándose una especie de "venecia amazónica" (jaja). Es ahí cuando los guías turísticos se alocan por llevarte en balsa por los alrededores del barrio. Lo lamentable es que ese barrio es uno de los más pobres de Iquitos. Existe tanta suciedad y tanta pobreza que de atractivo no tiene nada. A mí me molestó mucho que se considere un atractivo turístico la pauperridad que existe ahí. Me parece perfecto que los iquiteños deseen marketarse con sus rios pero llegar a eso? Es demasiado.



Ya por la noche, me fuí a un bar que se llama Nikoro y esta ubicado al borde del río Itaya. Está hecho de madera, es completamente rústico y acogedor. Tiene un gato de color dorado y muy dormilón, un columpio (por si te aburres) y un piano, que si tienes suerte y el dueño esta de ganas, te puede tocar alguna que otra melodía. La música que lo acompaña es bastante buena y hacia un extremo del bar hay un pequeño puentecillo que te dirige hacia una sala sin luz, sólo con una velita, que si gustas y no tienes miedo a la oscuridad, puedes sentarte y sentir oníricamente el tiempo detenerse.


Por supuesto que hay muchas cosas más por contar sobre Iquitos y su sofocante calor, pero será para otra oportunidad cuando tenga el tiempo, las ganas y cuando el ojo no me arda tanto.

Sólo termino diciendo que (ya que quizás nunca termine de postear este viaje), Iquitos tiene lo suyo. Tiene cosas buenas como malas. Tiene una selva impresionante, unos mosquitos asesinos, un calor que hace arder tu cuerpo, un clima de paz y relajo. Pero sobre todo, tiene un lindo amanecer con unos peculiares bañistas en la pileta del malecón.




Comments Posted (0)