Victoria y Soledad

Posted by ... | Posted in | Posted on 6.5.09

Hoy viendo un programa de TV, apoltronada en mi cama, con un buen pollo a la brasa con papas fritas encima de una silla, al borde de mi cama; estuve recordando cuando conviví con una amiga en un mini mini mininísimo departamentito en San Miguel.

Los que me conoces (y los que no lo han hecho aún) saben (o suponen) que mi carácter no es del todo llevadero. Tengo carácter fuerte, prendido y muchas veces intolerante (como Charly dice: yo sé que soy inbancable; yo sé soy insoportable) pero antes de esa convivencia lo era mucho más.

La convivencia se dió de casualidad. Ella estaba por Lima, recién llegada de la linda provincia de Trujillo y vivía en casa de su prima, pero resulta que la prima era la inbancable e insoportable. Así que una noche, presa de la furia impotente que le generaba la autoridad irrazonable de la prima y siendo las 9pm de la noche, mi amiga me llama llorando, pidiéndome por favor la alojara en mi departamentitititito, por unos días. Obviamente le dije que sí al instante, y así comenzó nuestra gran aventura.

El tiempo de convivencia fue corto, sólo dos meses. Además, como dije, el lugar era muy chiquito, tan chiquito que mi amiga, en los dos meses que convivimos, jamás sacó la ropa de su maleta.

Al principio fue extraño tener llamadas al celular a las 7 u 8pm preguntándome en dónde estaba y a que hora llegaba; y otras resultaban más extrañas cuando me decía que mi comida estaba en el microhondas para calentar cuando llegara. Muchas veces mi voracidad llegaba a las 12 de la noche y salíamos en busca de un mototaxi directo al 24 horas; y otras, nos lanzábamos en busca de direcciones, convirtiéndonos en acosadoras y corruptoras de kioskeros en busca de información.

Nunca tuvimos un pleito, fue poco tiempo para tenerlo, pero resultó extraño (en mí) no tener pleitos, sobretodo, con alguien extraño que con quien conviví. Y digo extraño porque no es mi hermana ni un familiar cercano, es una amiga, una amiga con la que uno pasa tiempos limitados, a la que no conoces cómo es durante las 24 horas del día, o bueno, la mayoría del tiempo.

Lamentablemente no pudimos vivir juntas más tiempo. Pensamos en buscarnos otro lugar más grande y varios domingos anduvimos caminando por todo Lima para encontrar algo a nuestro alcance. Varias veces lo encontramos y varias veces nos arrepentimos (bueno, en realidad fui yo la que me arrepentí). No pudimos llegar a un acuerdo sobre el lugar, el distrito del departamento, y el monto de la mesada.

Pero debo confesar (y felizmente ya quite la opción de comentarios de este blog porque cuando lo lea, recién se enterará) que varias veces estuve a punto de perder la paciencia (supongo que ella también). Me imagino que, por haber estado viviendo mucho tiempo sola, ya tenía mis propias manías y costumbres y jamás de los jamaces la otra persona, con la que convives, tendrá tus mismos hábitos. Pero, como dije antes, ese corto tiempo de conviviencia, me sirvió para darme cuenta que tengo que ser más tolerante, pierdo muy rápido la paciencia y estallo, y eso está mal pues.

Ahora que me pongo a pensar, que difícil debe ser convivir con alguien. A mí me resultó bastante extraño al principio. La mayoría opina que la parte fea de vivir solo es cuando llegas de un mal día de trabajo a la casa y no encuentras a nadie, pero yo digo que es al contrario, ésa es la parte buena, la mejor diría yo, porque cuando has tenido un mal día, lo que menos quieres es compañía y estar enseñándole los dientes a alguien (al menos yo). La parte fea viene cuando estás felíz por algún suceso del día, abres la puerta y ves todo tal y como lo has dejado por la mañana, ésa es la parte fea.

Luego de tanto tiempo, sé que el día que vuelva a convivir con alguien será muy difícil porque las manías que antes las tenía, ahora están mucho más acentuadas y cada día me encanta pasar más tiempo sola en mi cuarto, me encanta dirigir mi vida y mis horarios, pero igual me aterra vivir así por siempre.

Como algún día lo conversé con mi socio de la soledad, en plena ebriedad (no se me olvida, eh) hay que aceptarla pero con dignidad y victoria.

Comments Posted (0)