recuerdos de niñez

Posted by ... | Posted in | Posted on 17.12.08

Me imaginé como cuando de niña daba de vueltas alrededor de la casa para contarle a mi mamá la travesura que había hecho y el castigo que iba a recibir. Claro que en aquél tiempo yo no lo veía como una travesura. Romper un jarrón, salir a la calle cuando estaba castigada y que la vecina más chismosa del barrio me viera en la calle, o malograr el televisor (porque se me cayó) era una hecatombe. Era inevitable contárselo a mi mamá porque tarde o temprano se iba a enterar. Recuerdo que antes de decírselo, preparaba todo un discurso e imaginaba las peores situaciones para así, llegado el momento, saber que hacer. Claro que “llegado ese momento” no sabía que hacer, todo el discurso se iba al tacho y sólo pedía perdón mientras mi mamá se enojaba, me gritaba y me castigaba (felizmente pegar no era lo suyo). Luego de escuchar sus gritos, venía el castigo que fluctuaba entre no ver televisión hasta quedarme en mi cama sin dormir “!y pobre de ti que te duermas!”. Éste era el peor castigo, porque me aburría enormemente en mi cama, y obvio pues, para una niña quedarse en la cama sin hacer nada, provoca sueño. Pero, paradójicamente, eso era lo que me gustaba de estar castigada. Porque a pesar de estarlo, lo bueno era poder dormir. Es decir, me explico: mientras esa culpa que llevaba dentro, esa falsa realidad que cargaba día a día, se convertía en una bomba de tiempo, yo no podía dormir, sentía que en cualquier momento iba a explotar y por las noches me despertaba sudando, como en las películas, como Kevin Arnold en Los Años Maravillosos, con miedo, asustada, era horrible. Tampoco era que me pasara una semana entera sin dormir, solo que sentía algo en mí que no andaba bien hasta que decidía abrir la boca. Me costaba mucho aceptar que esa sonrisa que tenía mi mamá era falsa, porque no era yo, yo no era eso.

Por más tonto que pueda parecer ahora, ese sentimiento se refleja en muchas situaciones de la vida, tiene la misma intensidad y las mismas consecuencias. No pretendo decir con esto que mentir es malo. El mentir, muchas veces, es bueno, fácil y hasta divertido. Pero lo que no es fácil es mentirse, ocultar la realidad y no querer enfrentarla por miedo al fracaso o al castigo social. Asumir una culpa o un error y enfrentarlo es fuerte en sí, pero el placer que produce es más fuerte que el dolor.

Por eso hoy recordé ese momento de placer mezclado con dolor que sentía de niña, cuando me contó lo que hace mucho tiempo esperaba escuchar de su boca.

Después de verla durante dos años, sentada frente a la computadora jugando pacman, o revisando el facebook durante 4 horas, o trasnochando durante tres noches seguidas para cumplir con trabajos postergados, o simplemente verla llegar con cara de cansancio, de hartazgo y decirme “estoy agotada”; hoy por fin me dijo que se había equivocado, que le había costado mucho aceptar que fueron 6 años perdidos creándose un mundo fantasioso, jugando un papel que no era el suyo, una realidad que no veía. Me contó que sus ganas no podían más, que cada mañana le costaba levantarse, que decírselo a su jefe fue doloroso y fuerte, que se puso a llorar, que era culpable pero que no podía seguir una vida que no era la suya, que le jodía mucho que apostaran por ella sin que ella apostara también, pero que el placer que sintió al día siguiente al despertar fue lo mejor que ha podido sentir en muchos años de vida.

Muchos son utilitarios y se jactan de ser herramientas útiles a cambio de una módica suma de dinero sin siquiera preguntarse si eso les gusta, o quizás les guste y ¿que chucha si son maquinas? personalmente, a esa gente la envidio, y mucho. Me encantaría ser así, me encantaría poder ser ese engranaje y formar parte de esa máquina humana sin hacerme preguntas tontas, tan sólo estar ahí y aceptarlo, sin preguntas ni respuestas, tan solo aceptando, aunque no me guste, o mejor, que me guste, que me apasione tanto como para quedarme sentada 8 horas sin pensar en nada mas que en la pantalla. Pero, lamentablemente, yo no mando en mí, y si no termino por aceptar mi realidad, terminaré por necesitar una cura del sueño.

Comments Posted (1)

  1. Mi hermanita...la chulquita...como t decia mi mami....has hecho q recuerde esas cosas q habia borrado sin intencion...y una vez mas leyendo esto me arrepiento de muchos momentos feos q pasaste por mi culpa de niña...una vez mas DISCULPAS!...pero ahora me reinvindico y se q somos las mejores hnas y amigas....
    Un besote grandote....
    GIOVANA