Extraña sensación de....

Posted by ... | Posted in , | Posted on 8.6.08


Este fin de semana ha sido provechoso en todo el sentido de la palabra. Mi computadora otra vez está conmigo - se malogró otra vez y otra vez la arreglaron. Pero esta vez no fue un virus, sino el disco duro. So… ahora estoy completamente segura que mi computadora, ya no es más mi computadora. Tiene disco nuevo y mas grande - También he comprado las películas que he querido hace mucho, el canguro que he querido hace mucho, la bici que he querido hace muuucho!, el chaleco que he querido hace mucho y, sobretodo, algo raro en mi y que definitivamente no he querido hace mucho, he bailado un chorro! y digo raro en mí porque hace mucho que no me provocaba bailar. La última vez q bailé, aquí en Lima, fue para el matrimonio de mi prima, que de eso ya van tres meses, y bueno, sólo bailé para no desairear a mis primos y tíos.


Mis fines de semanas se han tornado en películas, cigarros y caminatas interminables. Es como encerrarme en mi mundo y olvidarme que a mi edad, la mayoría de personas salen los fines de semana, chupan los fines de semana, bailan, chapan, tiran, etc. etc. etc. La verdad mis ánimos están buenos, pero están dirigidos hacia otro lado nada más. No hay depre, no hay malas caras, no hay llantos. Estoy bien de verdad. En mis fines, el tiempo esta super bien invertido.


Pero este fin fue diferente. No sólo fue diferente porque he gastado un chorro de plata, que si no lo tomara como una inversión, pues me iría al tacho. Fue diferente porque he bailado un montón y lo mejor de todo, bailaba sin importar si lo hacía sola o acompañada. Decidí darle un chance a la música pachanguera, dejar por un momento a Joaquín, Fernando, Andrés, David, etc. y darle la bienvenida a Olguita, Juan Luis, Fanny, Tego, y porque no, también a los reguetoneros. Baile como hacía tiempo no lo hacía. Eran las tres de la mañana y mis tres amigos estaban tirados en el sofá de la discoteca, buscando llegar a los brazos de Morfeo. “Son las tres! Es temprano, vamos, bailen”. Claro que la única respuesta que me dieron, fueron miradas de odio y desesperación por la ausencia de cansancio en mi cuerpo. Yo era un trompo. La música movía mi cuerpo. La música y mi cuerpo se mimetizaron, cada movimiento era ella, no era yo. De pronto, una sensación de extraña felicidad invadió todo mi yo. No tenía ningún motivo especial para sonreír, pero sin embargo lo sentía y lo hacía. Fue tan extraño todo eso, pero me gusto y mucho. Quisiera poder describir todo lo que viví en ese momento, todo lo que mi cuerpo hacía, cómo se movía, la sensación mimetizadora de la música, pero no puedo, todo fue muy extraño.


Hoy, al levantarme muy pero muy tarde (que rico), la sensación de felicidad seguía. Yo no lo podía creer, no entendía que me sucedía. No comente nada a nadie para que no pensaran que estaba loca o que los efectos del alcohol de anoche seguían en mí, pero ya tiempo en mí esta sensación, me estaba dando miedo.


Ahora, estoy echada en mi cama, con el pijama de mi mamá, muy abrigada con mis colchas, tranquila y feliz. Que raro ¿no?. Solo espero que mañana, al entrar a la oficina, esta felicidad que me invade, siga y no me abandone.


(Ayer vi una película, bueno un documental, y a pesar de haberme burlado a carcajadas de su contenido charlatán, al parecer alguna esperanza queda, alguna lucecita pequeña y tenue hay, alguna que vendrá.)



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